sábado, 22 de febrero de 2014

Día 10 Una testificación fervorosa




Jesús dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mat. 28:18, 19). Luego agregó: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8).

“¿Cuál fue el resultado del de- rramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés? Las alegres nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las más alejadas partes del mundo habitado. Mientras los discípulos proclamaban el mensaje de la gracia redentora, los corazones se entregaban al poder de su mensaje. La iglesia veía afluir a ella conversos de todas direcciones.

El propósito del derramamiento del poder del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue permitir que los discípulos llevaran el evangelio al mundo. El Espíritu Santo le dio poder al testimonio de los discípulos. Los resultados fueron sorprendentes. Los corazones fueron tocados. Las vidas fueron cambiadas. Tres mil se bautizaron en el día de Pentecostés. Miles más se añadieron a la iglesia en pocos años. Esta motivación evangelizadora continuó en todo el libro de los Hechos. Hechos 4:4 registra: “Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil”. Según Hechos 9:31, se edificaron nuevas iglesia en Judea, Galilea y Samaria y “se acrecentaban”.

“A menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus lám- paras aparejadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional en tiempo de necesidad especial. Únicamente los que estén recibiendo constantemente nueva provisión de gracia, tendrán una fuerza pro- porcional a su necesidad diaria y a su capacidad de emplearla. En vez de esperar algún tiempo futuro en que, mediante el otorgamiento de un poder espiritual especial, sean milagrosamente hechos idóneos para ganar almas, se entregan diariamente a Dios, para que los haga vasos dignos de ser empleados por él. Diariamente están aprovechan do las oportunidades de servir que están a su alcance. Diariamente están testificando por el Maestro dondequiera que estén, ya sea en alguna humilde esfera de trabajo o en el hogar, o en un ramo público de utilidad” (Los hechos de los após- toles, p. 45).

No podemos depender ni de la forma ni de la maquinaria externa. Lo que necesitamos es la influencia vivificante del Santo Espíritu de Dios. “No con ejército ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Orad sin cesar, y velad mientras obráis en armonía con vuestras oraciones. Al orar, creed, confiad en Dios. Es el tiempo de la lluvia tardía, cuando el Señor concederá su Espíritu en abundancia. Sed fervientes en la oración, y velad en el Espíritu” (pp. 511, 512).

El cristiano debe echar todo el fundamento si quiere edificar un carácter fuerte, simétrico, si quiere estar bien equilibrado en su experiencia religiosa. Así el hombre estará preparado para alcanzar las normas de verdad y justicia presentadas en la Biblia, porque el Santo Espíritu de Dios lo sostendrá y fortalecerá. El verdadero cristiano combina una gran ternura de sentimiento con una gran firmeza de propósito y una inquebrantable fidelidad a Dios; en ningún caso traicionará las verdades sagradas. El que está dotado del Espíritu Santo tiene grandes poderes emotivos e inte- lectuales y una invencible fuerza de voluntad” (pp. 174-176).

viernes, 21 de febrero de 2014

RUMBO AL HOGAR

Rumbo al hogar


UN LLAMADO AL REAVIVAMIENTO Y LA REFORMA

Hoy, más que nunca, anhelamos llegar a nuestro hogar definitivo. Por eso, “la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad” (Mensajes selectos, t. 1, p. 141).
“El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, un avivamiento de las facultades de la mente y el corazón, una resurrección de la muerte espiritual. La reforma significa una reorganización, un cambio en ideas y teorías, en hábitos y prácticas” (Eventos de los últimos días, p. 162).
Una iglesia reavivada y reformada acepta el desafío de ser receptora y continuadora de la misión de Jesucristo. “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mat. 28:18-20).
El verbo central, “haced discípulos”, es un imperativo. Este modo no era usado entre iguales; era principalmente usado por los reyes. El Rey Jesús, con toda autoridad en el cielo y en la Tierra, después de haber vencido al pecado en la cruz y a la muerte en la tumba, ordena a la iglesia la misión del discipulado. Los otros verbos, en forma de gerundio, “id” (yendo), “enseñando” y “bautizando”, son partes componentes y dependientes del mismo cometido.
Aceptamos el llamado al reavivamiento y la reforma, y el mandato de hacer discípulos, y decidimos vivir en comunión, relacionamiento y misión. En comunión, buscando a Dios todos los días, a primera hora, y en forma continua y permanente. En relacionamiento, haciendo del Grupo pequeño un estilo de vida que, siguiendo el modelo apostólico, fortalezca nuestros vínculos y, al mismo tiempo, nos permita alcanzar a otros. Y en misión, usando todos los dones y los recursos de manera tal que cada hijo de Dios lleve, cada año, por lo menos una persona a Jesús, al bautismo y a la iglesia.
Consciente de su necesidad y del llamado divino, la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Sudamérica invita a todos sus miembros a leer, con meditación y oración, los siguientes consejos bíblicos y del Espíritu de Profecía:

COMUNIÓN
Entrega completa

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Rom. 12:1, 2).
El propósito de Dios siempre fue establecer un vínculo especial con sus criaturas. Nuestros primeros padres “eran visitados por ángeles, y se gozaban en la comunión directa con su Hace- dor, sin ningún velo oscurecedor de por medio” (Patriarcas y profetas, p. 32). “Una lección para todos los tiempos; a saber, que la verdadera felicidad se encuentra no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la comunión con Dios” (ibíd., p. 31).
“Sería bueno que cada día dedicásemos una hora de reflexión en la contemplación de la vida de Cristo. [...] dejar que la imaginación se posesione de cada escena, especialmente de las finales” (El Deseado de todas las gentes, p. 63).
“Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: ‘¡Tómame, oh Señor, como enteramente tuyo! Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti’. Este es un asunto diario. Cada ma- ñana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para realizarlos o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Así, día tras día, debes poner tu vida en las manos de Dios, y así tu vida será moldeada cada vez más a semejanza de la vida de Cristo” (El camino a Cristo, pp. 69, 70).
“Cristo espera con un deseo anhelante la manifes- tación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 47).
Constantes en la oración
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crón. 7:14). “Orad sin cesar” (1 Tes. 5:17).
“Nuestro Salvador se identificó con nues- tras necesidades y debilidades, y se convirtió

COMUNIÓN
en un suplicante, un peticionante, que imploraba de su Padre nueva provisión de fuerza para poder avanzar fortalecido para el deber y la prueba. Él es nuestro ejemplo en todas las cosas. Es un hermano en nuestras debilidades. [...] Su humanidad hizo de la oración una necesidad y un privilegio. Encontraba consuelo y gozo en la comunión con su Padre. Y si el Salvador de los hombres, el Hijo de Dios, sintió la necesidad de orar, ¡cuánto más los débiles mortales, manchados por el pecado, deberíamos sentir la necesidad de orar con fervor y constancia!” (El camino a Cristo, p. 93).
“Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla [...] sabiendo perfec- tamente que han perdido la batalla” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 122). “Debemos velar, obrar y orar como si este fuese el último día que se nos concede” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 60).
Con espíritu de ayuno y oración
“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego y ayuno” (Dan. 9:3).
“El propósito del ayuno que Dios nos manda observar no es afligir el cuerpo a causa de los pecados del alma, sino ayudarnos a percibir el carácter gravoso del pecado, a humillar el corazón ante Dios y a recibir su gracia perdonadora” (El discurso maestro de Jesucristo, p. 75).
“De ahora en adelante hasta el fin del tiempo, los hijos de Dios deberían ser más fer- vientes y más despiertos [...]. Deberían dedicar días especiales al ayuno y la oración. No es necesario que se abstengan de alimento, pero deberían comer con moderación alimentos sen- cillos” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 223).
“El ayunar un día por semana les sería de beneficio incalculable” (ibíd., p. 224). “El espíritu del ayuno y la oración verdaderos es el espíritu que entrega la mente, el corazón y la voluntad a Dios” (ibíd., p. 224).

Cuidar el cuerpo
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Cor. 6:19, 20).
“La verdadera temperancia nos enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial, y a usar juiciosamente lo que es saludable” (Patriarcas y profetas, p. 605). “Solo la temperan- cia es el fundamento de todas las gracias que proceden de Dios, el fundamento de todas las victorias por ganarse” (La temperancia, p. 179).
“Por medio de la gratificación del gusto, el sistema nervioso se excita y el poder del ce- rebro se debilita, haciendo imposible pensar con calma y en forma racional. La mente se des- equilibra [...] y los intereses sagrados y eternos son desatendidos” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 178).

“La obra de transformación de la impiedad a la santidad es continua. Día tras día Dios obra la santificación del hombre, y este debe cooperar con él, haciendo esfuerzos perseverantes con el fin de cultivar hábitos correctos. Debe añadir gracia sobre gracia; y mientras el hombre trabaja según el plan de adición, Dios obra para él según el plan de multiplicación” (Los hechos de los apóstoles, pp. 439, 440).

Exaltar la Escritura
“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre” (1 Ped. 1:23-25).
“Debemos ir al encuentro de la gente con la sólida Palabra de Dios” (Mensajes selectos, t. 2, p. 49).
“Es por medio de la Palabra –no por sentimientos ni excitación– como queremos influen- ciar en la gente para que obedezca la verdad. Sobre la plataforma de la Palabra de Dios, pode- mos estar en pie con seguridad” (Eventos de los últimos días, p. 95).

RELACIONAMIENTO
Fuimos creados para vivir en relación con Dios y con el prójimo. Cuando nos integramos con amigos y hermanos, pasamos a formar parte de una vida en comunidad que nos hace más felices y más fuertes. Por eso, necesitamos robustecer nuestra relación con Dios, con nuestra familia y con la iglesia, por medio del culto familiar, de los Grupos pequeños, de la observancia del sábado, y de la devolución de los diezmos y las ofrendas.
Espiritualizar la familia
“Job los hacía venir [a sus hijos] y los santificaba. Se levantaba de mañana y ofrecía holo- caustos conforme al número de todos ellos” (Job 1:5).
“Por la noche y por la mañana, uníos con vuestros hijos en el culto a Dios, leyendo su Palabra y cantando sus alabanzas. Enseñadles a repetir la ley de Dios” (El evangelismo, p. 364).
“Sean cortas y animadas las reuniones del culto familiar” (Eventos de los últimos días, p. 74). “Elija el padre una porción de las Escrituras que sea interesante y fácil de entender; serán suficientes unos pocos versículos para dar una lección que pueda ser estudiada y practicada durante

RELACIONAMIENTO
el día. Se pueden hacer algunas preguntas. Pueden presentarse a manera de ilustración unas po- cas, serias e interesantes observaciones, cortas y al punto. Por lo menos deberían cantarse unas pocas estrofas de un himno animado, y la oración que se eleve debe ser corta y al punto. El que dirige en oración no debería orar por todas las cosas, sino que debería expresar sus necesidades con palabras sencillas; y su alabanza a Dios, con gratitud” (Conducción del niño, p. 494).

Vivir en comunidad
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones [...]. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo” (Hech. 2:42, 46, 47).
Los primeros cristianos vivían en comunidad; crecían hacia arriba en comunión con Dios; hacia adentro, en fe y consagración; y hacia afuera, en servicio y testimonio.
“La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presenta- da por Uno que no puede errar [...]. Mantengan íntimo su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y la paciencia que manifestó Cristo y, evitando las palabras apresuradas, usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe” (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 84, 85).

Experimentar fidelidad
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).
“El Señor llama hoy a los adventistas del séptimo día, en todo lugar, para que se consagren enteramente a él, haciendo todo lo que esté a su alcance para su obra [...]. Él desea verles mostrar, por medio de dones y ofrendas generosas, cuánto aprecian sus bendiciones y cuánta gratitud sienten por su misericordia” (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 350, 351).
“No solo deberíamos dedicar fielmente nuestros diezmos a Dios, quien los reclama como suyos, sino también deberíamos traer un tributo como ofrenda de gratitud. Llevemos a nuestro Creador, con corazones gozosos, los primeros frutos de todos sus generosos dones; lo más esco- gido de nuestras posesiones, nuestro mejor y más santo servicio” (La fe por la cual vivo, p. 247).
“No podrá entrar en el cielo ninguna persona cuyo carácter haya sido contaminado por la fea mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí entregándonos posesiones tempo- rales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se nos puede confiar las riquezas
eternas” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 24).

Respetar el día del Señor
“Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico [...] y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros” (Eze. 20:12, 20).
“No tengamos vergüenza de portar la señal que nos distingue del mundo. [...] El Señor tiene un pueblo que le es leal. Su trabajo se ha de llevar a cabo en líneas rectas. La gente que ostenta su señal debe establecer iglesias e instituciones que sean monumentos para él. Por humilde que sea su apariencia, estos monumentos testificarán constantemente en contra del falso día de reposo instituido por Satanás y en favor del sábado establecido por el Señor en el Edén” (Testimonios para la iglesia, t. 7, pp. 104, 105).
“El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad [...]. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre los que sirven Dios y los que no lo sirven” (¡Maranata: El Señor viene!, p. 160).
MISIÓN
Compromiso con la misión
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Luc. 4:18, 19).
“¡Trabajad, oh trabajad, teniendo en vista la eternidad! Recordad que toda energía debe ser santificada. Queda una gran obra por hacer” (Testimonios selectos, t. 5, p. 162). “Dios ha enviado un mensaje tras otro para despertar a su pueblo y animarlo a hacer algo inmediata- mente” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 308).
“Largo tiempo ha esperado Dios que el espíritu de servicio se posesione de la iglesia entera, de suerte que cada miembro trabaje por él según su capacidad. Cuando los miembros de la iglesia de Dios efectúen su labor señalada en los campos menesterosos de su país y del extranjero, en cumplimiento de la comisión evangélica, pronto será amonestado el mundo entero, y el Señor Jesús volverá a la Tierra con poder y grande gloria” (Los hechos de los apóstoles, p. 92).
“La iglesia de Cristo sobre la Tierra fue organizada con propósitos misioneros, y el Señor desea ver a la iglesia entera ideando formas y medios por los cuales los encumbrados y los humil- des, los ricos y los pobres, puedan escuchar el mensaje de la verdad” (Servicio cristiano, p. 92).

MISIÓN
Un llamado personal
“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesi- dad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Cor. 9:16).
“Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. Y ¿dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que con humildad y fe perseverante ruegan a Dios por ellos?” (Patriarcas y profetas, p. 135).
“Nadie piense que se halla en libertad para cruzarse de brazos y no hacer nada. El que alguien pueda salvarse en la indolencia y la inactividad es completamente imposible. Pensad en lo que hizo Jesús durante su ministerio terrenal. ¡Cuán fervorosos, cuán incansables eran sus esfuerzos! No permitió que nada lo desviara de la obra que le fue encomendada. ¿Estamos siguiendo sus pasos?” (Servicio cristiano, pp. 105, 106).
“Nadie está inactivo en el cielo, y en las mansiones de los bienaventurados no entrará nadie que no haya manifestado amor a Cristo, y que no se haya esforzado por la salvación de los demás” (Testimonios para los ministros, p. 208).
Solidaridad y benevolencia
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí [...]. En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mat. 25:35, 36, 40).
“Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les pedía: ‘Sígueme’ ” (El ministerio de curación,
p. 102).

“Es necesario acercarse a la gente por medio del esfuerzo personal. Si se dedicara menos tiempo a sermonear y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan. Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa” (ibíd., p. 102).
“Suplid primero las necesidades temporales de los menesterosos, aliviad sus menesteres y sufrimientos físicos, y luego hallaréis abierta la puerta del corazón, donde podréis implantar las buenas semillas de virtud y religión” (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 224).
“La verdadera felicidad consiste en servir desinteresadamente a otros. Cada palabra, cada acción ejecutada en este espíritu queda anotada en los libros del cielo como habiendo sido dicha o hecha para Cristo” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 100).
LA ÚNICA ESPERANZA
Un tiempo de prueba
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Ped. 5:10).
“Dios ama a su iglesia con un amor infinito. Nunca deja de velar sobre su heredad. Solo permite las aflicciones que su iglesia necesita para su purificación, para su bien presente y eterno [...]. Todas las pruebas que inflige a la iglesia tienen por objeto dar a su pueblo una piedad más profunda y una fuerza mayor para llevar los triunfos de la cruz en todas partes del mundo” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 392).
“Las aflicciones, las cruces, las tentaciones, la adversidad y nuestras variadas pruebas son los medios que emplea Dios para refinarnos, santificarnos y hacernos dignos de su alfolí celestial” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 312).
Nadie sabe cuándo
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro Dios, pero las reveladas son para no- sotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta Ley” (Deut. 29:29).
“Dios no nos ha revelado el tiempo cuando terminará este mensaje o cuándo llegará a su fin el tiempo de gracia. Aceptemos las cosas reveladas para nosotros y para nuestros hijos, pero no procuremos saber lo que ha sido mantenido secreto en los concilios del Todopoderoso” (Eventos de los últimos días, p. 231).
10
LA ÚNICA ESPERANZA
“Me han llegado cartas preguntándome si tengo alguna luz especial en cuanto a la fecha de la terminación del tiempo de gracia, y contesto que solo tengo este mensaje que dar: que ahora es el tiempo de trabajar mientras dure el día, pues viene la noche cuando nadie puede obrar” (Mensajes selectos, t. 1, p. 224).
Capacitados por el Espíritu Santo
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8).
“El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad huma- na e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar personalmente en todo lugar [...]. Por medio del Espíritu, el Salvador sería accesible a todos” (El Deseado de todas las gentes, p. 622).
“La promesa del Espíritu Santo no se limita a ninguna edad ni raza. Cristo declaró que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta el fin. Desde el día de Pentecostés hasta ahora, el Consolador ha sido enviado a todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio” (Servicio cristiano, p. 310).
“Puesto que este es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿por qué no tener más hambre y sed del don del Espíritu? ¿Por qué no hablamos de él, oramos por él y predicamos con respecto a él?” (Servicio cristiano, p. 312).
Como nunca antes
“Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria” (Apoc. 18:1).
“La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación de poder divino que la que señaló el principio de ella” (Eventos de los últimos días, p. 206).
“Él suscitará a hombres y a mujeres entre la gente corriente para hacer su obra, así como en la antigüedad llamó a pescadores para que fuesen sus discípulos. Pronto habrá un despertar que sorprenderá a muchos. Quienes no comprendan la necesidad de lo que debe hacerse serán pasados por alto, y los mensajeros celestiales trabajarán con los que son llamados gente común, capacitándolos para llevar la verdad a muchos lugares” (Eventos de los últimos días, p. 208).
“El poder que conmovió al pueblo tan fuertemente durante el movimiento de 1844 se ha de manifestar una vez más. El mensaje del tercer ángel avanzará, no en tono silencioso, sino con gran clamor” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 233).

Avanzar unidos
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:21).

“Algunos han adelantado la idea de que, a medida que nos acerquemos al fin del tiempo, cada hijo de Dios actuará independientemente de toda organización religiosa. Pero he sido ins- truida por el Señor en el sentido de que en esta obra no existe tal cosa como que cada hombre puede ser independiente” (Testimonios para los ministros, p. 489).
“Como miembros de la iglesia visible y obreros en la viña del Señor, todos los que profesan el cristianismo deben hacer cuanto pueden para conservar la paz, la armonía y el amor en la iglesia [...]. La unidad de la iglesia es la evidencia convincente de que Dios ha enviado al mundo a Jesús como su Redentor” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 583).
“ ‘Avanzad juntos’. En la unidad está nuestra fortaleza [...]. Los mensajeros que el Señor envía llevan las credenciales divinas” (La iglesia remanente, p. 99).
“Cuando el poder divino se combine con el esfuerzo humano, la obra se propagará como fuego en el rastrojo” (Mensajes selectos, t. 1, p. 138).
“El secreto de nuestro éxito en la obra de Dios se hallará en el trabajo armonioso de nuestro pueblo. Debe haber acción concentrada. Todo miembro del cuerpo de Cristo debe des- empeñar su parte en la causa de Dios, de acuerdo con la capacidad que Dios le ha dado. De- bemos avanzar juntos para vencer obstrucciones y dificultades, hombro con hombro, y corazón con corazón. Si los cristianos actuaran de concierto, avanzando como un solo hombre, bajo la dirección de un solo Poder, para la realización de un solo propósito, conmoverían al mundo” (Servicio cristiano, p. 95).
Con todos y a todos
“Después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2:28). “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14).
“Muchos, aun entre los indoctos, ahora proclaman la palabra del Señor. Los niños son impulsados por el Espíritu para ir y declarar el mensaje del Cielo. El Espíritu se derrama sobre todos los que cedan a sus indicaciones, y arrojando de lado toda maquinaria humana, su reglas limitativas y sus métodos cautelosos, declararán la verdad con el poder del Espíritu” (El evan- gelismo, p. 508).
“Así se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario [...]. Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la Tierra” (Eventos de los últimos días, p. 211).
Conversiones multitudinarias
“Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hech. 2:47).
“Habrá muchos que saldrán de las filas del mundo, de las diferentes iglesias [...]. Muchos que

LA ÚNICA ESPERANZA se han extraviado del redil regresarán para seguir al gran Pastor” (Eventos de los últimos días, p.215). “Multitudes recibirán la fe y se unirán a los ejércitos del Señor” (El evangelismo, p. 508).
“En [...] Sudamérica [...] y todos los rincones oscuros de la Tierra, Dios tiene en reserva un firmamento de escogidos que brillarán en medio de las tinieblas para demostrar claramente a un mundo apóstata el poder transformador que tiene la obediencia a su ley. Ahora mismo se están revelando en toda nación, entre toda lengua y pueblo; y en la hora de la más profunda apostasía, cuando se esté realizando el supremo esfuerzo de Satanás para que ‘todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos’ (Apoc. 13:16) reciban, so pena de muerte, la señal de lealtad a un falso día de reposo, esos fieles ‘irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha’, resplandece- rán ‘como luminares en el mundo’ (Fil. 2:15)” (Profetas y reyes, pp. 140, 141).
“En la hora undécima habrá miles que encontrarán y reconocerán la verdad [...]. Estas con- versiones a la verdad se realizarán con una rapidez que sorprenderá a la iglesia, y únicamente el nombre de Dios será glorificado” (Mensajes selectos, t. 2, p. 16).

El regreso de Cristo
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Luc. 21:27, 28).
“Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de oscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del Hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la Tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del Pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador” (Eventos de los últimos días, p. 278).
“Con cantos celestiales los santos ángeles, en in- mensa e innumerable muchedumbre, lo acom- pañan en el descenso [...]. Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni
mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor” (ibíd., p. 278).
“Los justos vivos son mudados ‘en un momento, en un abrir de ojo’ [1 Cor. 15:52]. A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos inmortales, y juntamen- te con los santos resucitados son arrebatados para recibir a Cristo su Señor en los aires. Los ángeles juntarán ‘a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro’ [Mat. 24:31]. Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios” (ibíd., p. 284).
“Sobre la cabeza de los vencedores, Jesús coloca con su propia diestra la corona de gloria [...]. Jesús abre ampliamente las puertas de perla, y entran por ellas las naciones que guarda- ron la verdad. En el cielo no habrá ningún salvado con una corona sin estrellas. Si entran allí, habrá algún alma en las cortes de gloria que ha entrado por intermedio de ustedes” (ibíd., p. 286).
“El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está limpio. Una misma pulsación de armonía y júbilo late a través de la vasta creación. Del Ser que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más grande, todas las cosas, animadas e inanima- das, declaran, en su belleza sin mácula y en gozo perfecto, que Dios es amor” (El conflicto de los siglos, p. 737).
“En esas pacíficas llanuras, al borde de esas corrientes vivas, el pueblo de Dios, que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar” (ibíd., p. 734).
Rumbo al hogar
“El Señor está por venir. Oímos los pasos de un Dios que se aproxima” (El evangelismo, p. 163).
“¡Oh, cuán glorioso será verlo y recibir la bienvenida como sus redimidos! Largo tiempo he- mos aguardado; pero nuestra esperanza no debe debilitarse. Si tan solo podemos ver al Rey en su hermosura, seremos bienaventurados para siempre” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 257).
“Siento deseos de exclamar: ¡Vamos rumbo a nuestro hogar!” (El evangelismo, p. 164).

Lectura complementaria
Elena G. de White, El conflicto de los siglos, “El fin del conflicto”, pp. 720-737.

PREGUNTAS PARA DISCUTIR EN GRUPO
SECCIÓN I
Reavivamiento, reforma y discipulado: Comunión, relacio- namiento y misión
•    ¿Cuáles son las mayores dificultades para mantener una comunión permanente con Dios?
•    ¿Cuáles son los beneficios de participar en un Grupo pequeño? Si no participas, ¿por qué no lo haces? ¿Qué impide que lo hagas?
•    ¿Cuál es tu participación en el cumplimiento de la misión de la iglesia?
SECCIÓN II Reavivamiento, reforma y la única esperanza
• • •
¿Qué frase, cita o texto de esta sección del documento impactó más tu corazón? Según el texto leído, ¿cómo es que la iglesia llegará a conmover al mundo?
Al terminar la lectura y la discusión del documento, ¿cuál es tu decisión con relación al regreso de Jesús, el cielo y la eternidad?

jueves, 20 de febrero de 2014

Día 9 Un agradecimiento gozoso


“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hech. 2:46, 47).

“Sobre los discípulos que esperaban y oraban vino el Espíritu con una plenitud que alcanzó a todo corazón. El Ser Infinito se reveló con poder a su iglesia. Era como si durante siglos esta influencia hubiera estado restringida, y ahora el Cielo se regocijara en poder derramar sobre la iglesia las riquezas de la gracia del Espíritu. Y bajo la influencia del Espíritu, las palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por el perdón de los pecados. Se oían palabras de agradecimiento y de profecía.

 Todo el Cielo se inclinó para contemplar y adorar la sabiduría del incomparable e incomprensible amor. Extasiados de asombro, los apóstoles exclamaron: “En esto consiste el amor”. Se asieron del don impartido. ¿Y qué siguió? La espada del Espíritu, recién afilada con el poder y bañada en los rayos del cielo, se abrió paso a través de la incredulidad. Miles se convirtieron en un día”

Nos suceden muchas cosas que son injustas y absolutamente malas. Pero incluso en estas experiencias que son tan dolorosas e hirientes podemos regocijarnos en un Salvador cuyo amor nunca nos abandonará y que un día arreglará todas las cosas. Dios derramará su Santo Espíritu con el poder de la lluvia tardía sobre los que han descubierto el secreto de confiar aun en los momentos más difíciles de la vida. Si descubrimos cómo alabarlo en la oscuridad, recibiremos los aguaceros matinales de la lluvia tardía. Si podemos cantar en la oscuridad, experimentaremos la frescura de un nuevo día en la plenitud del poder del Espíritu.

En el aposento alto, los discípulos abrieron su corazón al gozo abrumador de Jesús. Su corazón se llenó de agradecimiento y alabanza.

Reflexione con oración en las siguientes preguntas.

1.    ¿Hay algo en su vida que le robe el gozo que Jesús anhela que tenga? ¿Por qué?
2.    Dedique algunos minutos a considerar todo lo que tiene en Cristo. ¿Cuáles son los regalos más extraordinarios que él le haya dado?
3.    Los que lo rodean, ¿ven el gozo de Jesús reflejado en su vida?
4.    El gozo, el agradecimiento y la alabanza, ¿son un sentimiento o una elección?
5.    ¿Cómo puede usted decidir ser agradecido aunque no lo sienta así?

Cada día debemos recibir el aceite santo, a fin de poder impartirlo a los demás. Todos pueden ser portaluces ante el mundo si lo desean.

Todos pueden ser portaluces ante el mundo si lo desean. Debemos esconder el yo en Jesús, de manera que no se vea. Debemos recibir la palabra del Señor en forma de consejos e instrucciones, y comunicarla con gozo. Se necesita ahora mucha oración. Cristo ordena: “Orad sin cesar”; esto es, mantened la mente dirigida a Dios, fuente de todo poder y eficiencia.

A nosotros se nos ha encomendado la ardua, pero feliz y gloriosa tarea de revelar a Cristo a los que están en tinieblas. Se nos ha llamado a proclamar las verdades especiales para este tiempo. Para todo esto el derramamiento del Espíritu es esencial. Debemos orar por él. El Señor espera que se lo pidamos. No hemos emprendido esta tarea con todo el corazón.

Dios les bendiga y que tengan un excelente viernes.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Día 8 Una Entrega Obediente



 “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:8).

“Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29).

“Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí” (Heb. 10:7).

La fe que lleva a la sumisión de nuestra voluntad a la de Cristo es lo más importante en la vida de cada cristiano.
“Debe haber una transformación del ser entero: corazón, espíritu y carácter... Solamente en el altar del sacrificio y de la mano de Dios, puede el hombre egoísta y codicioso recibir la tierra celestial que le revela su propia incompetencia y que lo conduce a someterse al yugo de Cristo, a aprender su mansedumbre y humildad.   La lluvia tardía será derramada en los corazones que se han rendido.

Mientras reflexiona con oración en las siguientes preguntas, pídale a Dios que intensifique su entrega.
1.    ¿Me está convenciendo el Espíritu Santo de que debo rendir algo en este momento? 
2.    ¿Estará Dios invitándome a abandonar algo que atesoro? 
3.    Lea el Salmo 51 por completo y pregúntele a Dios qué quiere enseñarle mientras lee.

Medite especialmente en los si- guientes versículos.
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti” (Sal. 51:10-13).

Dios les bendiga que tengan un excelente día.

martes, 18 de febrero de 2014

Día 7 Orar por..."Una humildad que se sacrifica"


Los corazones humildes son corazones que Dios puede llenar con su Espíritu Santo. 
Son corazones dispuestos a recibir la bendición más abundante de Dios.

El Espíritu Santo no solo nos convence de pecado, sino que sana nuestro corazón
quebrantado.

La humildad es una actitud de servicio amante que no exagera nuestra importancia. 
Está constantemente preocupada por las necesidades de los demás.

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (1 Ped. 5:5, 6). Los corazones humildes son corazones que Dios puede llenar con su Espíritu Santo.

Durante los próximos días, pídale a Dios que le dé un Espíritu humilde. Implórele que quite todo el orgullo de su corazón. Procure tener una mente llena del deseo de servir a los demás. Dele permiso a Dios para que quite todo el egoísmo y la codicia del corazón. El Espíritu Santo puede revelar el orgullo, la ambición personal, un espíritu competitivo o el deseo de preeminencia. 
Si él lo hace, ábrale su corazón al poder purificador de Jesús y recuerde que Dios nos humilla antes de llenarnos. Con frecuencia, nos humilla antes de exaltarnos.

Es cierto que en el tiempo del fin, cuando la obra de Dios en la tierra esté por terminar, los fervientes esfuerzos realizados por los consagrados creyentes bajo la dirección del Espíritu Santo irán acompañados por manifestaciones especiales del favor divino.  A menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega.

Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies.  En respuesta, “Jehová hará relámpagos, y les dará lluvia abundante” (Zac. 10:1). “Hará descender sobre ustedes lluvia temprana y tardía” (Joel 2:23).

Dios les bendiga y que tengan un excelente día.

lunes, 17 de febrero de 2014

Día 6: Un exámen de conciencia


Si existe una raíz de amargura en su corazón, producirá el brote de la ira, la crítica o el chisme, y dará como resultado el fruto trágico de una relación deshecha.

El examen de conciencia tal vez no sea la experiencia más agradable, pero es absolutamen- te necesario. En el autoexamen le preguntamos a Dios: “¿Hay algo en mi vida que no está en armonía con tu voluntad? Te pido, Señor, que me reveles aquellas actitudes de lo profundo de mi alma que no se asemejan a Jesús”.

Medite con oración en las siguientes preguntas.
1.    ¿Hay algo que se esconde en lo profundo de mi alma que me impediría recibir la plenitud del     
         Espíritu Santo?
2.    ¿Estoy dispuesto a permitir que Dios quite de mi vida cualquier cosa que no esté en armonía con
         su voluntad?
3.    ¿Hay algo en mi vida que no he estado dispuesto a entregar?

El Señor está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que le sirven, que los padres a dar buenas
dádivas a sus hijos.

 “Cuando él viniere convencerá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio” (Juan 16:8).

Es el Espíritu Santo el que convence de pecado. Si el pecador responde a la influencia vivificadora del Espíritu, será inducido a arrepentirse y a comprender la importancia de obe- decer los requerimientos divinos.

Dios les bendiga. Buen día.

domingo, 16 de febrero de 2014

Día 5 - Unidos en amor



El anhelo de Cristo era que cesaran la disensión, los celos, la lucha por la supremacía y el conflicto entre sus discípulos.

Los discípulos no pidieron una bendición para sí mismos. Sentían preocupación por las
almas.  Cada creyente tiene dones que son valiosos para la edificación del cuerpo de Cristo.

Cuando los discípulos dedicaron tiempo para buscar a Dios en oración, el Espíritu Santo recalcó en sus mentes el hecho de que tenían un Creador, un Redentor, una herencia y una misión
en común.

El día de Pentecostés les trajo la iluminación celestial. Las verdades que no podían entender mientras Cristo estaba con ellos quedaron aclaradas ahora.  A pesar de las diferencias de personalidad, por medio de Cristo estos primeros cristianos tenían un amor mutuo que era evidente para los que los observaban.

“Y yo rogaré al Padre –dijo él–, y les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre: al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero ustedes le conocen; porque está con ustedes, y será en ustedes” (Juan 14:16, 17).

Dios les bendiga y que tengas un muy buen día lunes.