jueves, 20 de febrero de 2014

Día 9 Un agradecimiento gozoso


“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hech. 2:46, 47).

“Sobre los discípulos que esperaban y oraban vino el Espíritu con una plenitud que alcanzó a todo corazón. El Ser Infinito se reveló con poder a su iglesia. Era como si durante siglos esta influencia hubiera estado restringida, y ahora el Cielo se regocijara en poder derramar sobre la iglesia las riquezas de la gracia del Espíritu. Y bajo la influencia del Espíritu, las palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por el perdón de los pecados. Se oían palabras de agradecimiento y de profecía.

 Todo el Cielo se inclinó para contemplar y adorar la sabiduría del incomparable e incomprensible amor. Extasiados de asombro, los apóstoles exclamaron: “En esto consiste el amor”. Se asieron del don impartido. ¿Y qué siguió? La espada del Espíritu, recién afilada con el poder y bañada en los rayos del cielo, se abrió paso a través de la incredulidad. Miles se convirtieron en un día”

Nos suceden muchas cosas que son injustas y absolutamente malas. Pero incluso en estas experiencias que son tan dolorosas e hirientes podemos regocijarnos en un Salvador cuyo amor nunca nos abandonará y que un día arreglará todas las cosas. Dios derramará su Santo Espíritu con el poder de la lluvia tardía sobre los que han descubierto el secreto de confiar aun en los momentos más difíciles de la vida. Si descubrimos cómo alabarlo en la oscuridad, recibiremos los aguaceros matinales de la lluvia tardía. Si podemos cantar en la oscuridad, experimentaremos la frescura de un nuevo día en la plenitud del poder del Espíritu.

En el aposento alto, los discípulos abrieron su corazón al gozo abrumador de Jesús. Su corazón se llenó de agradecimiento y alabanza.

Reflexione con oración en las siguientes preguntas.

1.    ¿Hay algo en su vida que le robe el gozo que Jesús anhela que tenga? ¿Por qué?
2.    Dedique algunos minutos a considerar todo lo que tiene en Cristo. ¿Cuáles son los regalos más extraordinarios que él le haya dado?
3.    Los que lo rodean, ¿ven el gozo de Jesús reflejado en su vida?
4.    El gozo, el agradecimiento y la alabanza, ¿son un sentimiento o una elección?
5.    ¿Cómo puede usted decidir ser agradecido aunque no lo sienta así?

Cada día debemos recibir el aceite santo, a fin de poder impartirlo a los demás. Todos pueden ser portaluces ante el mundo si lo desean.

Todos pueden ser portaluces ante el mundo si lo desean. Debemos esconder el yo en Jesús, de manera que no se vea. Debemos recibir la palabra del Señor en forma de consejos e instrucciones, y comunicarla con gozo. Se necesita ahora mucha oración. Cristo ordena: “Orad sin cesar”; esto es, mantened la mente dirigida a Dios, fuente de todo poder y eficiencia.

A nosotros se nos ha encomendado la ardua, pero feliz y gloriosa tarea de revelar a Cristo a los que están en tinieblas. Se nos ha llamado a proclamar las verdades especiales para este tiempo. Para todo esto el derramamiento del Espíritu es esencial. Debemos orar por él. El Señor espera que se lo pidamos. No hemos emprendido esta tarea con todo el corazón.

Dios les bendiga y que tengan un excelente viernes.

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