miércoles, 19 de febrero de 2014

Día 8 Una Entrega Obediente



 “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:8).

“Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29).

“Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí” (Heb. 10:7).

La fe que lleva a la sumisión de nuestra voluntad a la de Cristo es lo más importante en la vida de cada cristiano.
“Debe haber una transformación del ser entero: corazón, espíritu y carácter... Solamente en el altar del sacrificio y de la mano de Dios, puede el hombre egoísta y codicioso recibir la tierra celestial que le revela su propia incompetencia y que lo conduce a someterse al yugo de Cristo, a aprender su mansedumbre y humildad.   La lluvia tardía será derramada en los corazones que se han rendido.

Mientras reflexiona con oración en las siguientes preguntas, pídale a Dios que intensifique su entrega.
1.    ¿Me está convenciendo el Espíritu Santo de que debo rendir algo en este momento? 
2.    ¿Estará Dios invitándome a abandonar algo que atesoro? 
3.    Lea el Salmo 51 por completo y pregúntele a Dios qué quiere enseñarle mientras lee.

Medite especialmente en los si- guientes versículos.
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti” (Sal. 51:10-13).

Dios les bendiga que tengan un excelente día.

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