Sin el derramamiento del Espíritu Santo, nuestra vida cristiana es sombría y no tiene poder. Llevamos vidas de derrotas frustradas en vez de esperanza confiada.
¿Abrirá usted, en este mismo momento, su corazón al ministerio del Espíritu Santo con esta sencilla oración?
Querido Jesús,
Hoy te agradezco por tu promesa del Espíritu Santo.
Demasiadas veces he dejado de pensar y de pedir su derramamiento en mi propia vida.
Demasiado a menudo he intentado vivir la vida cristiana con mis propias fuerzas en vez de confiar en el poder del Espíritu Santo para obtener la victoria.
En estepreciso momento, te abro mi corazón.
Reclamo la promesa de tu Espíritu Santo.
Me arrepiento de mi falta de atención espiritual y de haber confiado en mis propias fuerzas.
Creo que cumplirás con tu palabra ahora mismo, y acepto el don del Espíritu Santo.
Gracias, Señor, por darme el don más precioso del cielo.
Dios les bendiga que sea un bendecido día.
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